la COLUMNA de Claudio Martínez: Fútbol salvadoreño: crisis N° 16,714 y contando

Fútbol salvadoreño: crisis N° 16,714 y contando.

Claudio Martínez | @martinezchino | Periodista Deportivo

La salida del seleccionador Eduardo Lara es una gran pérdida para el fútbol salvadoreño. Su despido desató la ira de la afición, de los periodistas y hasta de los propios jugadores, que no tuvieron problemas en tratar de “inútiles” e “incapaces” a los miembros del comité ejecutivo de la Fesfut. Los seleccionados saben que si en conjunto expresan su disconformidad, aún con dardos venenosos a los federativos, difícilmente sean castigados. Es más, muchos ni siquiera quieren volver a la Selecta.

Este corte abrupto en el proceso de Lara –una persona que se hizo querer entre los futbolistas y la afición en general- también sirvió para muchos reivindicaran aquel movimiento rebelde que estuvo a punto de instalar una liga paralela en septiembre pasado y que era encabezado por Lisandro Pohl. Entre otras cosas, además de negarle los jugadores a Lara para el juego amistoso contra Canadá, aquellos once presidentes exigían la renuncia de los integrantes de la Fesfut o formarían su propio torneo desde la clandestinidad. Se interpretó, a mi juicio erróneamente, que dicha rebelión no terminó de cuajar porque el periodismo no apoyó ese movimiento.
 
Falso. Los que verdaderamente frenaron en seco ese intento fueron los propios jugadores, que sin siquiera organizarse empezaron a verse afectados y actuaron espontáneamente. Cargados de dudas e incertidumbres, los futbolistas tuvieron miedo de ser inhabilitados para irse a otras ligas, se negaron a jugar y eso derrumbó todo el plan, al punto qur tuvieron que salir a pedir disculpas.

Ahora muchos nos recuerdan que si hubiesen triunfado los rebeldes, otra sería la historia. Pues no. No lo creo. Principalmente, porque los problemas de la Selecta son los mismos que la mayoría de la Primera División. Si a la Fesfut le imputamos su crisis económica y su constante cambio de entrenadores, ¿qué decir de los de Primera? Son exactamente iguales. Si la Primera no puede velar para que los clubes le paguen en término a sus jugadores, ¿cómo pretende hacerlo en la Fesfut? Si los equipos son una máquina de despedir entrenadores, ¿por qué rasgarse las vestiduras porque se despide al técnico de la Selección? Además, valga la aclaración, tanto Jorge Rajo y Hugo Carrillo, las dos caras más visibles de la Fesfut, fueron los escogidos por la Primera para representarlos en la Fesfut.


En síntesis, la Fesfut es un fiel reflejo de los clubes. Del otro lado, tampoco son santos. La crisis financiera de la Federación es responsabilidad de quienes la dirigen. La ausencia de sponsors y la falta de recursos hablan de una clara inoperancia en la gestión dirigencial. Con el despido de Lara, este comité ejecutivo envía, quizás involuntariamente, un claro mensaje: “No podemos administrar esto”. Son incapaces de gestionar una institución en crisis. Su “poder” solo alcanza para vetar posibles candidatos poniéndoles castigos para eliminarlos del camino, pero no para generar ingresos o concretar amistosos rentables.   

Lo que no se entiende es por qué no admiten su fracaso y ponen la renuncia para que alguien más trate de solucionar el tema. Y si no lo hacen, al menos que se comprometan públicamente a que ninguno de los siete intentará ser reelegido en julio próximo. Claro, nada garantiza que los próximos serán mejores. En ese sentido, cada directiva parece ir superando a la anterior en cuanto a incapacidad de gestión.

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