La columna de William Alfaro: La gloria te pertenece.
LA GLORIA TE PERTENECE
William Alfaro | @WilliamAlfaroSV | Columnista

En menos de un año Alianza está escribiendo más de una página en la historia del fútbol salvadoreño, un modelo que a muchos no les gustará por la rivalidad deportiva y la guerra entre los ultras pero que, al fin y al cabo, está mostrando que el fútbol salvadoreño todavía se puede salvar.
Después
de perder las finales del Apertura 2017 y el Clausura 2016, al Alianza le está
tocando la época de la bonanza o, como nuestro gran poeta Roque Dalton diría,
el turno del ofendido, alcanzando el título del Clausura 2017 de forma invicta
y barriendo el récord de 33 juegos sin perder del FAS de 1978-1979 que alineaba
jugadores de la talla de “Mágico” González, David Cabrera, el “Avión” Casadei e
“Imacasa” Recinos.
Este
momento que vive Alianza es uno de los más dulces para la hinchada alba que ve
cómo su equipo, a pesar de las adversidades de torneos anteriores, está
sentando las bases para la transformación de un equipo tradicional salvadoreño
a un equipo revolucionario en la gestión administrativa y deportiva en el país, y
eso, le guste o no a propios y extraños, es bueno para el Alianza y sus
rivales, aficionados y administradores deportivos.
El éxito de los albos, cuestionado o no, burlado o no, señalado o no, debe servir para que la afición salvadoreña, no sólo de los otros 11 equipos de la LMF, sino también aquellos de la Segunda División o aspirantes a Liga Mayor, entiendan que los frutos deportivos van acompañados de un modelo de dirección técnica, un estilo de juego y un compromiso gerencial que esté más allá de buscar dos o tres patrocinadores, cobrar las taquillas, pagar los gastos de espectáculos y de lo que resta, si algo queda, cumplir con la planilla de jugadores.
Un
equipo de primera división no es un trabuco de cheros que juegan con el salario
y la necesidad de los futbolistas, es una empresa y cómo empresa tiene
compromisos y responsabilidades con sus patrocinadores o “mecenas” y deben
honrar la confianza con resultados por mínimos que sean.
Sé que la frustración de los rivales es grande, tan grande como para verse cegada por el fanatismo, pero convoco al sentido común y la autocrítica para que en lugar de soslayar o desvirtuar la importancia de los hitos albos, apunten sus cuestionamientos a sus equipos, juntas directivas y pregunten qué están haciendo por los jugadores, afición, marca e historia.
FAS,
Águila y Firpo, entre los grandes, no dejarán de ser menos grandes por los
récords o títulos del Alianza, pero tienen que demostrarlo dentro y fuera de la
cancha. En eso los albos están sacando una brecha enorme y si no toman acciones
rápidas estarán a las puertas de época blanca que no se acabará cuando Alianza
pierda un partido, que ocurrirá, pero es más fácil corregir cuando conoces tus
fortalezas y debilidades.
Por
hoy, no me queda más que decirle a los amigos albos: La gloria les pertenece…
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