La columna de Victor Zelada: No olviden el numero 33
La
marca histórica de imbatibilidad que ostentaba FAS por 40 años fue alcanzada
por Alianza en un juego que se descontroló desde los 33 minutos.
No
es el clásico nacional pero despierta más morbo e interés que el clásico. FAS y
Alianza disputaron un duelo que será recordado por mucho tiempo. Para bien o
para mal, los capitalinos lograron su objetivo de alcanzar la mejor marcha de
imbatibilidad del fútbol salvadoreño en la Primera División, un récord que se
conservó por más de 40 años.
Desde
una semana antes el juego estaba en la mira. La directiva tigrilla anunció que
la localía de ese encuentro se movería al Cuscatlán, en lugar de disputarlo en
el Óscar Quiteño - un campo inhóspito para el campeón que ya supera los 10 años
sin ganar allí-.
Que
no se dijo en su momento, que a FAS le importaba el dinero más que los puntos;
que en ese partido Alianza igualaría el récord de 33 partidos consecutivos sin
perder que alcanzó el cuadro santaneco en los campeonatos 1976-77 y 1977-78,
con una generación de oro que tuvo en sus filas a Amado Abraham, David Cabrera,
Manuel Álvarez, Guillermo Rodríguez Bou, Gonzalo Henríquez, Pedro Silva,
Mauricio Castillo... y un joven Jorge González, a quien posteriormente lo
conocerían como "Mágico".
En
fin, se catalogó como un partido para la historia, y lo terminó siendo pero con
todo y polémica.
Alianza,
que ya es un equipo de época aunque algunos no quieran aceptarlo, llegó al
partido motivado, contando sus partidos del torneo en victorias y que si ganaba
a FAS igualaba la marca del Limeño del 2000 que sumó 6 victorias consecutivas
en el mejor arranque de un torneo corto y la tentadora marca de los
"33" del FAS histórico y legenadario (por su título nacional y el
posterior campeonato de Concacaf).
Hasta
allí todo bien. Y el partido comenzó con un gol de "camerino". A los
55 segundos, Gustavo Guerreño abrió el marcador para despertar a FAS que tardó
23 minutos para igualar el marcador con Luis Perea.
Pero
llegó el inolvidable minuto 33. Se armó una batalla campal y el árbitro Jaime
Ahid Carpio - a quien muchos terminarían criticando- por poner orden, sacó de
circulación a tres jugadores: Raúl Renderos (FAS) y Rodolfo Zelaya (Alianza)
con roja directa y a Perea (FAS) con roja por doble amonestación.
Si
el partido parecía enfriarse con el mediotiempo, volvió a calentarse rápido.
Otro gol de camerino, esta vez de Romero, puso a FAS como gato panza arriba y
después ya no pudo tomar el control. Después del 2-1, a falta de goles hubo más
tarjetas.
Cuando
restaban 11 minutos, el partido debió suspenderse porque con la expulsión de
Efraín Burgos había infracción al Literal G del artículo 58 de las bases de
competencia 2017-2018 donde se detalla que la cantidad mínima de jugadores en
cancha son 8.
Sin embargo, el juego
continuó y por reclamos Xavi García también dejó el campo. FAS tenía 7 y ya no
tenía el ánimo de continuar. Por eso al 86’, Jaime García se convirtió en el
quinto expulsado y el histórico partido se suspendió.
Aunque
la mayoría quiera echarle toda la culpa a Carpio - un árbitro que ya traía la
cola pateada desde el 2015 cuando la UES exigió se le practicara un examen
psicológico-, algunos jugadores fueron partícipes del show. Fito perdió la
cabeza al tener un roce con Renderos y luego pisotearlo; Perea hizo méritos
para marcharse y sobre el final, los reclamos difícilmente podían perdonarse.
Allí se cumple la frase “el que esté libre de pecado, que tire la primera
piedra”.
Desde
cualquier ángulo que se le quiera ver, FAS y Alianza firmaron un episodio para
el recuerdo. Histórico, sí; pero también polémico en un fútbol que nunca deja
de sorprendernos...
Pero
es inevitable reconocer que lo sucedido es vergonzoso.
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