La columna de Karsten Rivas: ¿HACE EL ÁRBITRO GANAR, EMPATAR O PERDER?
¿HACE EL ÁRBITRO GANAR, EMPATAR O PERDER?
KARSTEN
RIVAS | PRESENTADOR de DEPORTES | @KarstenRivasTCS
Eduardo Galeano cuenta la verdadera historia de un árbitro
en un terreno de juego. Lo critica, pero también lo comprende:
“Su trabajo consiste en hacerse odiar. Única unanimidad del
fútbol: todos lo odian. Lo silban siempre, jamás lo aplauden. Nadie corre más que él. Él es el único que está obligado a
correr todo el tiempo. Todo el tiempo galopa, deslomándose como un caballo,
este intruso que jadea sin descanso entre los veintidós jugadores; y en
recompensa de tanto sacrificio, la multitud aúlla exigiendo su cabeza. Desde el
principio hasta el fin de cada partido, sudando a mares, el árbitro está
obligado a perseguir la blanca pelota que va y viene entre los pies ajenos. Es
evidente que le encantaría jugar con ella, pero jamás esa gracia le ha sido
otorgada. Cuando la pelota, por accidente, le golpea el cuerpo, todo el público
recuerda a su madre. Y sin embargo, con tal de estar ahí, en el sagrado espacio
verde donde la pelota rueda y vuela, él aguanta insultos, abucheos, pedradas y
maldiciones”.
Lamentablemente en nuestra sociedad se destacan más los
errores que los aciertos, y en el fútbol los errores se convierten en
“horrores”, se equivocan los delanteros, los volantes, los defensas, los
porteros, los entrenadores, los dirigentes, los árbitros y los periodistas,
pero a los réferis los mandamos al paredón de fusilamiento.
Una cosa es dejarse llevar por la pasión y otra es comentar
fríamente las decisiones arbitrales. No hay que usar la intolerancia como
pretexto, y la mentira como arma para realizar acciones violentas.
Todos somos humanos y nos equivocamos, pero un árbitro
profesional debe tener apariencia física y presentación, confianza y serenidad,
concentración, sentido común, honestidad, integridad, imparcialidad, decoro,
rectitud, coraje y firmeza. La actitud cordial con los jugadores provoca mayor
afectividad y genera menos conflictos.
Muchas veces los jueces del fútbol se centran exclusivamente
en el jugador que lleva el balón sin percatarse de la posición o acciones
antirreglamentarias de otros jugadores. El árbitro central no sólo está para
sonar el silbato. Los asistentes no sólo sirven para levantar la banderola y el
cuarto oficial no sólo está al servicio de los suplentes, es un trabajo en
equipo.
Es cierto que no es lo mismo dirigir a profesionales que a
principiantes, pero los árbitros deben procurar observar el “espíritu” de la
norma, más que la “letra” de la misma. Está claro que el árbitro es necesitado,
requerido, más que tolerarlo hay que exigirle, pero también hay que respetarlo.
Los árbitros se destruyen y se construyen todo el tiempo. Y
no hay que mentir, todos se han beneficiado y todos han salido afectados por un fallo arbitral.
¡UN ABRAZO DE GOL PARA TODOS!
KARSTEN
RIVAS | PRESENTADOR de DEPORTES | @KarstenRivasTCS
Comentarios
Publicar un comentario